14 enero 2011

Sin malos humos

¡Toda la vida se ha fumado!, ¡Hemos pasado del blanco al negro!, ¡El fumador está discriminado!, si tanto te molesta ¡no entres! etc. ¿Y si alguién quiere escuchar un concierto, bailar? o ¿si quiere tomarse un pincho con su familia? o ¿cenar en un restaurante? o acceder al  hospital dónde, ingeniosamente han ubicado en la misma puerta el área de fumadores, ...  ¿tiene que aguantarse?
Los que somos de la década de los 60, me darán la razón en cuánto hemos fumado durante nuestra infancia y mucho más allá ésta.
Recuerdo sin dificultad, a mis profesores dando la clase con el Celtas Corto en la mano, delante de 30 niños, también recuerdo el apestoso ascensor de mi bloque, siempre olía a tabacazo, si coincidías con el vecino tocaba aguantar la respiración hasta el Bajo (lo malo era si te tocaba hablar), incluso los médicos te atendían fumando. Mi perfume habitual era EAU de Ducados, pues dónde más he estado expuesto ha sido en mi casa; mi padre, fumador de los grandes, nos embriagaba de la mañana a la noche. Qué matracada le dábamos al pobre, aunque no sirvió de mucho, el tabaco le gano la partida.
No hago únicamente referencia al pasado lejano, hasta tan sólo hace 3 años, he sido uno de los raros que pedía por favor que no se fumara en el trabajo, concretamente en las reuniones, dónde los fumadores encontraban la ocasión perfecta para encenderse el pitillo, y a aguantar en la sala durante las 1 o 2 horas que duraban éstas, manda huevos que decía aquel. Casi 40 años aguantando.
Afortunadamente ya se han dado los primeros pasos hacia una convivencia más cívica. Eso sí, ha tenido que ser por medio de la implantación de las normas, y de la imposición de sanciones y no por cortesía del fumador.
Parece que, aunque con bastantes desacuerdos, de los fumadores y empresarios afectados, tenemos zonas sin aire molesto, fétido y sobre todo tóxico.
Es una cuestión cultural, con el tiempo contaremos como anécdota cuando se fumaba en los bares echando el humo al plato de bocadillos de patata que la gente se comía sin rechistar. Tampoco ahora se viaja menos por la prohibición de fumar en los medios de transporte, al igual que los bares acabarán recuperándose, después de éste bajón que están soportando en el periodo de adaptación.
No estoy del todo de acuerdo con la ley, peo sí con la iniciativa; hay que pulir cosas; me parece excesivo en algunos puntos, así como permisiva en otros. Entiendo que es otro paso más, no el definitivo.
De momento ya podemos salir por ahí, y poder respirar aire limpio, incluso se nota también en detalles como la ropa, que no hace falta lavarla o ventilarla para quitarle los olores.
Que se  fume sí, que se tenga en cuenta a este colectivo. Habrá que estudiar, ya desde las ingenierías, en los desarrollos de nuevos establecimientos, para que se les mejoren las actuales áreas para fumadores, para que se les dote y disfruten de unas condiciones óptimas (no los chamizos que he visto en algunos aeropuertos), pero siempre sin afectar al prójimo.
Nuestros hijos nos lo agradecerán. Se trata de convivir y no de discutir. Se trata, en definitiva, de respeto, de respeto mutuo... sin malos humos.
RV